miércoles, 18 de agosto de 2010

Qué alegría la mía: pedido Ajoloko



Qué alegría la mía el domingo, cuando me llegó un pedido de huevos frescos, variados tanto en su tonalidad como en su tamaño; desde un caramelo claro, hasta una gran perla brillante, había desde el gordo y orgulloso, hasta el diminuto y elegante.

Aparte de los huevos, también recibí una botella de leche cruda de cabra y queso de cabra; éste último, en aquel punto de frescura que, sin poderse untar, le permite soltar un pequeño y ligero jugo; con una textura parecida a la de la mozarella italiana. Su olor es algo engañoso; fuerte e inconfundiblemente animal, mientras su sabor es suave y ligero con un toquecito de amargor al final.



Estos bienes en su blanco esplendor me llegaron gracias a la asociación Ajoloko; una organización que promueve un mayor y mejor conocimiento del origen de los alimentos, y una relación más fuerte entre provedor y consumidor de lo que actualmente solemos tener. De una granja en Candeleda en Castilla y León, la compra de estos alimentos apoya a los granjeros independientes de producción orgánica, fortalece mi salud, y no hace daño al medio ambiente.

"Salud!", digo yo, con mi vaso frío de leche cruda.

1 comentario:

  1. ¿Con qué haz servido el queso? ¿Pimientos o tomatitos? ¿Qué recomiendas para disfrutar más el sabor del queso fresco de cabra?

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